Tras María Gaetana Agnesi, no hubo que esperar mucho para que apareciera otra mujer matemática de renombre. Esta vez le tocó el turno a Francia. Se trata de ÉMILIE DE CHÂTELET (1706-1749).
Émilie de Breteuil, Marquesa de Châtelet nació en el seno de una familia ilustre el 17 de diciembre de 1706 en Saint-Jean-en-Greve (Francia). Su abuelo paterno ocupó el cargo de consejero de estado y su padre, el barón de Breteuil, gozó de la confianza del rey Luis XIV. Tuvo seis hermanos, aunque sólo sobrevivieron tres.
Se casó con Florent Claude, marqués de Châtelet. Cuando ella se casó tenía 19 años y éste era un hombre experimentado de 30 años, con el que tuvo 3 hijos.
Con diez años ya había estudiado matemáticas y metafísica (una parte de la filosofía); a los 12 sabía inglés, italiano, español y alemán y traducía textos en latín. En un café de París no la dejaron entrar por ser mujer. Estudió a Descartes, Leibniz y a Newton, los matemáticos más importantes de su época. Escribió las instituciones de la física, libro que contiene las primeras nociones de cálculo infinitesimal. Hacia 1745 tradujo los principios de la matemática de Newton. Después de quedarse embarazada terminó la edición de la "Principia Matemathica". También recibió clases de astronomía.
Como podeis ver, fue una mujer muy completa en casi todos los campos del saber. Ella fue la mujer que más divulgó la nueva rama de la matemática (el análisis, el cálculo diferencial e integral, las funciones y la geometría analítica) por toda Francia y la Europa continental.
Tuvo la gran suerte de vivir en el siglo XVIII, o siglo de las luces, por la gran cantidad de conceptos científicos que se estudiaron y analizaron en todos los campos de las ciencias. Debido al interés que había en los palacios franceses por la divulgación de la ciencia y el arte, tuvo ella la oportunidad de conocer gente importante y pudo demostrar su valía en este ambiente tan adecuado a las nuevas ideas.
Como anécdota decir que su biblioteca privada fue más numerosa y completa que la de la mayoría de las universidades europeas de su época. Además cada nueva publicación que llegaba a sus manos era revisada cuidadosamente.
Famoso fue su ensayo sobre "la naturaleza del fuego y su propagación". Relacionó el tipo de color de los rayos de luz con el calor que producían en los cuerpos en que incidían. Escribió también sobre Física con el único fin de que su hijo comprendiera esta materia de estudio (una madre y profesora ejemplar).
Escribió también un interesante Discurso sobre la felicidad, en el que opinaba que la felicidad se conseguía con buena salud, los privilegios de riqueza y posición y también con el estudio, marcándose metas y luchando por ellas.
Queridos alumnos, todo el mundo lo dice, estudiar no es sinónimo de pesar y tristeza.
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